Divulgar amplia y correctamente el saber y conocimiento popular de la
calidad del estiércol es nuestra misión.
No hay como negar la existencia natural de las biofermentaciones como
parte de la evolución de la vida, inclusive antes y después de nuestra
existencia, es negarse así mismo, es perderse en la velocidad temporal de la
revolución tecnológica y negar la evolución absoluta de la geología.
Esta ciega y mal intencionada actitud que hace parte de las estrategias
de defensa de los intereses de las transnacionales es querer tapar el sol con
la mano o negar la importancia de la rueda en el transporte o es como negar
la importancia de la leche en la fabricación de los quesos.
¡Claro¡
Cuando se populariza un conocimiento, como éste, se construye autonomía,
esto es, una especie de biopoder local. Es muy lógico y hasta entendemos - lo
que no quiere decir que concordemos -, que dentro de una economía
que todo lo quiere privatizar y globalizar, que cuando un campesino aprende a
hacer yogurt, quesos, cerveza, guarapo, masato, chucrute y chicha, entre
otros y pasa a dominar los conocimientos prácticos de las
fermentaciones para procesar sus alimentos, los intereses del neofascismo
agroindustrial se ven afectados.
Si existiera algún peligro asociado a la fermentación del estiércol
en la preparación de un biofertilizante, este no provendría, necesariamente, de
su utilización o de su fermentación, sino más bien del origen del estiércol, de
la forma como se hubieran manipulado los materiales y de cómo se hubiera
realizado el control de calidad, tanto del proceso como del producto final.
A propósito, si lo que cuestionan estos organismos en relación a la
preparación de los biofertilizantes es la calidad de los mismos, entonces manos
a la obra. Le corresponde a los Estados , desde el área de la salud y la
agricultura a escala local y internacional, estabelecer los parámetros
populares y de domínio público para que los campesinos de todo el mundo
aprendan a preparar una buena fermentación de sus desperdicios orgánicos. de
forma segura y eficiente, y así se independizando de la compra de los
fertilizantes que les ha creado dependencia y pobreza económica.
Fuente: el texto “EL
BIOPODER DE LA MIERDA DE VACA Y LA CONSTRUCCIÓN DE UN MUNDO DEMOCRÁTICO EN LAS
MANOS DE LOS CAMPESINOS” (RESTREPO& PINHEIRO, 2009)
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